miércoles, 25 de agosto de 2010

EN ACERAS SIN NOMBRE

*
Las ciudades son urnas de cenizas
hasta que alguien desciende por sus calles
de niebla y de desidia,
como un ángel de bruma.

Los instantes se quedan respirando
en aceras sin nombre,
sobre el sonido azul de las campanas.

Mi ciudad es un nicho de cadáveres
donde un sol dilatado me hace sombra.

La luz en el alféizar
me redime
y me lleva al lugar de las aulagas.


Ana Muela Sopeña

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