*
Nadie conoce a nadie en la ciudad de arena.
La gente no se mira.
El tiempo se columpia
entre rosas de sombras.
La belleza prosigue la ruta del enigma
y los códigos crípticos envuelven la penumbra.
Nadie conoce a nadie en aceras de frío,
pero tú me has mirado derritiendo mi piel.
Ana Muela Sopeña
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