*
Escucha los latidos de la especie
que imanta despedidas
entre rutas de infancia.
Atesora el acero
en un nido sin pánico a la niebla.
Persigue la belleza de la bruma
sobre el olvido ávido del agua.
Enumera las nubes,
mientras ella se va
libre a su madriguera de asteroides.
Ana Muela Sopeña
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