domingo, 17 de octubre de 2010

HAMBRIENTOS DE ESCRIBIR

*
A Pere Bessó y André Cruchaga, grandes amigos y grandes poetas

La palabra es la esencia de la vida
que pulsa los crepúsculos amados
en esa vibración de los sonidos
integrados con mundos enigmáticos.

Las sílabas destejen cada imagen
en cantos ancestrales,
con salmodias chamánicas y antiguas
en la danza de un mundo inextinguible.

Las vocales nos abren la conciencia
de galaxias sedientas de lo cósmico

y bailan consonantes en la arena,
para sedimentar en el vacío.

En el umbral de signos van las huellas
de un camino imbricado entre las sombras
que va perdiendo el pulso de la historia.

Los trazos nos delínean con sus círculos
en la belleza pura del contexto,
sobre la oscuridad más absoluta.

La palabra contiene nuestros nombres
y los nombres de todo lo creado.

El verbo es el principio y el final
y en esa trayectoria misteriosa
existimos hambrientos de escribir.


Ana Muela Sopeña

4 comentarios:

Pere Bessó dijo...

Ana:


La carne del verbo al final es el principio.


Besos.
Pere

Ana Muela Sopeña dijo...

Sí, así es, Pere.

Besos alados
Ana

André Cruchaga dijo...

Vivimos así, sobre marquesinas y remolinos lidiando con las palabras, hasta desvaratar el cofre del alfabeto. Parece real, cierto, subir o bajar del cielo con un poema temblando en las manos.

Muchas gracias y un fortísimo abrazo,

André Cruchaga

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias a ti, André, por fertilizar con tu poesía el campo de palabras.

Un abrazo
Ana