*
Una serpiente ígnea nos habita
con murmullos de sal desde el océano,
y el instinto de cuerpos depredados
que en la belleza quieren sorprendernos.
La piedra de la luz nos va mirando
con el sol adherido a nuestros párpados,
en un muelle que duerme en la penumbra
con barcos atracados al noray.
La luna se defiende en su guarida
mientras tu piel me roza en noches cálidas
y te abrazo en espacios protectores.
Nuestro tiempo te atrapa en las visiones
entre rosas de sombras y de sueños
al sur de las historias ya pasadas.
Ana Muela Sopeña
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2 comentarios:
Me ha encantado este soneto, Ana. El ritmo es tan envolvente que casi parece rimado a pesar de no estarlo.De los sonetos que te he leído que más me ha gustado, y eso en tu caso es mucho decir, porque es un género que se te da genial.
He procurado que tenga musicalidad, a pesar de ser blanco.
Un abrazo grande
Ana
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