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La diosa del alba
me persigue en la noche
y te busco en los círculos
de la luz invisible.
Cuando llega el crepúsculo
te miro y no te veo.
Te preguntas si sigo
latiendo en lejanía.
Habito en la distancia
de tu casa y la mía.
Nuestra diosa se duerme
en las calles sin almas.
La alimento de sueño
mientras tú no me escuchas.
Le brindas el silencio
cuando yo estoy sonámbula.
La diosa del alba
nos bebe sin mirarnos
y por ella existimos
muy juntos en los sueños.
Ana Muela Sopeña
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2 comentarios:
Delicioso este poema, Ana. Poco a poco recupero mi tiempo, espero en unos días poder incrementar mi presencia en los foros y los blogs.
Un abrazo.
Estupendo, Juan. Me alegra que este poema sencillo te agrade.
La diosa del alba preside mi vida en este momento...
Un abrazo enorme, compañero de versos
Ana
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