*
La lluvia diluía la nostalgia
entre piedras nocturnas.
El alma solitaria de la urbe
abandonaba siempre con sus luces
la mirada perdida de la infancia.
El frío en las baldosas geométricas
me hizo recordar el tiempo incierto,
en el umbral que marca las visiones
con la penumbra suave, entre la niebla.
Las gotas diminutas me mojaron
de tu emoción atada a un precipicio
de belleza tardía en el silencio.
Ana Muela Sopeña
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
...un titulo perfecto para un poema que se mantiene con delicateza a su altura metaforica...
a.l.
Gracias, Andrei, por pasar por mi poema y brindarme tus palabras.
Un abrazo grande
Ana
Publicar un comentario