*
A Andrei Langa
Las palabras transforman nuestro entorno
con su luz y su sombra.
Se deslizan alegres
por tobaganes de madera
de una infancia perdida en laberintos.
Se columpian sin prisa por las tardes
mientras un sauce blanco las contempla.
Las palabras separan a los hombres
cuando firman sus pactos tan diabólicos.
Las palabras también son las que unen
a los pueblos que buscan hermandad.
Ana Muela Sopeña
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