*
Los púlsares veían nuestro intento
en la luz de una estrella enamorada
con el misterio puro del espacio,
en ráfaga inundada de pasión.
Un relámpago suave
en tu mirada dúctil
y el éxtasis secreto, rebosante,
con la sombra dormida entre las grutas.
De hielo el habitáculo escondido
y la prisa domando la lujuria
con segundos de fuego.
De pronto un iceberg
y la liberación en el silencio
con una vía láctea y asteroides.
Ana Muela Sopeña
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