*
Un café entre las calles del olvido,
minutos rescatados de la herrumbre,
abolición de un mundo en decadencia.
Nos vemos sin las máscaras
en la ciudad que sabe del espejo.
Te miro sin disfraces...
Me contemplas carente de artificios
bajo la luna cruel de un laberinto frío
entre plazas y asfalto,
con los escaparates de rebajas.
Hoy los segundos eran invisibles,
vertiginosos mundos de penumbra.
Te sonrío en el margen de la ría
y todo se convierte
en el umbral de un viejo jeroglífico.
Ana Muela Sopeña
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2 comentarios:
No hay ría en la fotografía, pero hay noche, mucha noche... y piedra. Acompaña muy bien al poema.
Salud
Gracias, Julio, me encanta que así lo veas.
Un beso
Ana
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