*
La luna iluminaba
un callejón oscuro
de la ciudad dormida.
Un hombre caminaba entre las sombras
al tiempo que los gatos huían de los coches.
Recordé un mundo antiguo
donde yo poseía el universo
y me sentí una huérfana
envuelta en la neblina de febrero.
Ana Muela Sopeña
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4 comentarios:
Ese tiempo eterno, en donde el único ignorante de esa eternidad es uno mismo.
Menos mal que la luz de la luna salva el paisaje. Pero el sentimiento de orfandad es insoslayable.
Un abrazo.
Así es, Perfecto.
Una alegría verte en mi espacio.
Un abrazo
Ana
Linda poesia*
Abrazos,
Lu
http://olharacreano.blogspot.com/
Gracias, Lu, por pasar por mi espacio y dejar tu huella.
Un beso
Ana
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