*
La casa está vacía,
una sombra habitada por el humo
se adueña de paredes y columnas.
Pueblan el infinito con metáforas
donde el viento y la nieve ya no crecen.
Él piensa en su piel a todas horas
y la televisión ya no acompaña
su pacto de silencio.
La casa está llorando su corazón de niebla
en la ciudad en ruinas.
Ella es su espejo de madreselva y sándalo
envuelto en las imágenes de diosas
que desnudan su cuerpo frente al frío.
Ana Muela Sopeña
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