*
Los niños trapecistas
se esconden en la herida de la niebla
más allá de la piel y de los labios.
Se columpian en ramas de los árboles
y duermen sobre piedras,
al tiempo que la luz
los envuelve en visiones.
Se deslizan por pétalos de lirios
sobre pupila azul y sombra-luna.
Los niños trapecistas
se ocultan tras el eco de tu voz
detrás de los adornos de las casas.
Se mecen en la rosa primigenia,
en espacios de sol.
Se abrazan a los troncos
con lágrimas de sal y de nostalgia.
Los niños trapecistas
leen cuentos a la luz de una linterna
y rezan a los ángeles del mundo.
Ana Muela Sopeña
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