*
Inundada de algas
en la penumbra dúctil de la tarde
contemplo las marismas.
Tu piel entrelazada
con mi mundo,
mis ojos en tu sangre derramados,
océano
de
ámbar
para
dos.
La espuma de mi mar
en tu oleaje.
Mi cuerpo es tu señal de medianoche.
Un barco en lejanía y peces abisales
en mis labios de arena...
Tu boca es tan salvaje
que enloquece en el viento de mi herida.
Una nube traviesa
se desliza en crepúsculos de sal.
Tus manos me dibujan espirales,
tus iris imaginan universos
donde tan sólo somos llamaradas.
Ana Muela Sopeña
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2 comentarios:
Apasionado amor que se manifiesta en el deseo, enmarcado siempre por la naturaleza generosa y el agua que inunda y calma la pasíon.
Besososo Ana.
Gracias, Leticia, por tus palabras siempre generosas.
Un beso grande, amiga
Ana
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