*
En la ventisca una silueta
anónima y lejana.
Vidrieras melancólicas de una iglesia distante
en la ausencia de un pájaro de sueño.
Un hombre solitario
se mezcla con la espuma del crepúsculo.
En la orilla gaviotas
que desnudan la noche en sortilegios,
mientras la bruja azul se difumina
en los labios sensuales
de una mujer de espejos de coral.
Ana Muela Sopeña
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