viernes, 24 de junio de 2011

CUANDO LAS PUERTAS SE CIERRAN

*
Sin luz
vagamos por pasillos
hacia los laberintos más oscuros,
donde la herida sangra sin parar
en túneles con barro.

El camino es tortuoso
y el sueño desvanece su fulgor
en trenes que amenazan al acecho
con desintegrarnos en mil trozos.

Intentamos seguir por el sendero,
avanzar sin el pánico a caer,
para que se alejen la muerte y el temor
de una cosmovisión de pesadilla.

Pero el caos nos inunda
con sus garras de fuego, piedra y lava.

No vemos la salida
y creemos que el sol no volverá,
incluso que la luna demacrada
se burla de nosotros,
que la tierra es un nido de ratones.

Abogamos por ser cada vez menos
intentando adaptarnos al desierto,
a deambular sin agua ni comida
por las dunas de tantas horas pérfidas.

Las puertas no se abren,
los umbrales persiguen confundirnos.

Sólo existe una vía
para supervivir en los escombros,
saber que todo es un teatro
donde tan sólo somos los actores.


Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

Leticia dijo...

Las puertas abiertas... corazón en la mano. Eres una persona hermosa Ana, tengo la fortuna de conocerte y disfrutar de tu interior a través de la poesía.
Un abrazo amiga.

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, Leticia, siempre es alegre verte en mi espacio.

Un beso amiga
Ana