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A ti, que amas la palabra
Cuando la aurora me envuelve
en su manto de belleza
es difícil sustraerse
a la nostalgia serena
que inunda mi piel de viento
y disuelve las tormentas.
El mediodía te abraza
con su sol evanescente,
para recordarte sólo
que la vida es desde siempre
una danza de pasión
enamorada de un duende.
Por la tarde los crepúsculos
me resultan tentadores
con sus besos de presagios
escondidos en los bosques,
como secretos arcanos
que seducen a la noche.
Cuando llega la hora mágica
las hadas salen de marcha
para hacernos recordar
el placer de la palabra:
un regalo de las diosas,
un sortilegio del alma.
Ana Muela Sopeña
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4 comentarios:
Cada instante es un poema en potencia. Una imagen única, irrepetible.
Gracias por hacer transitar al lector por un entero día colmado de palabras.
Un abrazo.
Me alegra que te guste.
Gracias a ti, Julio, por pasar y dejar tu huella generosa.
Abrazos
Ana
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