domingo, 21 de agosto de 2011

PRIPYAT

* Ciudad fantasma
alojada en las nubes del tiempo.
En tus piedras la muerte
habitando los próximos siglos.
En los techos, los árboles,
nos hablan de una vida que se esfuerza...

Una noria extraviada en visiones oníricas.

Aquí el apocalipsis toma forma
de una palabra agónica en su símbolo.

Es el ajenjo puro
como en el libro de San Juan.

Al contemplar los muros
de Pripyat
sólo podemos
derramar una lágrima.

Ojalá el sacrificio de la gente,
las terribles secuelas
del accidente de Chernóbyl
nos permitan aprender de los errores...

En la imagen de tierra
desde satélites del aire:
un punto negro a la deriva...

En la espiral de fuego
con el espíritu del agua:
una lección para ver algo
y que caigan las vendas
y los cronómetros despierten...


Ana Muela Sopeña

4 comentarios:

Almudena Vega dijo...

"En los techos, los árboles,
nos hablan de una vida que se esfuerza... "

fantástico verso

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, Almudena...

Un saludo
Ana

Julio Dìaz-Escamilla dijo...

¿Aprenderemos? Siempre echo a perder el optimismo. No hay vocación humana para el humanismo -vaya contradicción- y sí para los ingresos, las cajas registradoras, los índices de la bolsa, riesgo e inversión igual a utilidad. En eso nos hemos convertido. Pero, bueno es pensar que ocurra todo lo contrario.
Un abrazo. ¿Aprenderemos?

Ana Muela Sopeña dijo...

Ojalá aprendamos, Julio. De otro modo lo tenemos muy mal...

Abrazos
Ana