viernes, 30 de septiembre de 2011

PLACERES

*
Me agradan las mañanas enigmáticas con niebla en lejanía
y ladridos de un perro entre las sombras
alzando contra el alba lo salvaje.
La mirada de un niño mientras va de la mano de su padre
y observa los juguetes en los escaparates de las tiendas
con la nostalgia apátrida de un cuento.

Los gatos callejeros que me hablan con sus ojos sin mundo,
desde su espacio lúdico y extraño.
La llovizna sutil que me devora y me lleva a vivir sólo el instante.

El tacto de angorina de mi jersey azul,
su suavidad me hechiza sin herirme.
Cocinar con cacao, miel y canela,
llevando los placeres culinarios a una lujuria intensa, indescriptible.

La noche en su silencio eonario, anunciándome siempre
que hay túneles del tiempo aún sin descubrir.
El movimiento de los astros y sus ciclos que me permite descifrar
las verdades ocultas en la espiral de un reino sin retorno.

El roce de tu mano en mi piel lánguida.
Recordar el ayer como si fuera una novela estructurada
en saltos subrepticios, sin planificación, sin estrategia.
El tacto de una crema nutritiva en mi piel consagrada
a rituales de Venus y de Vesta.

La lectura de un libro, gozando de sus páginas impresas
con la tipografía más sencilla y una portada de diseño.
Escribir fuera del tiempo en un cuaderno alado y melancólico
con bolígrafo negro o tecleando rápido en mi pc portátil.

Escuchar las canciones que me gustan,
sabiendo que el reloj puede pararse.
Respirar suavemente, al ritmo de las hojas con escarcha.
Captar el gusto exacto del agua de un bidón de manantial.

Estrechar a mi gato cuando llueve,
buscando ese refugio de lo místico.
Tus besos de frambuesa y avellana.
Mirar fotografías de álbumes antiguos.
Dormir entre tus brazos en las grietas del sueño y la utopía.


Ana Muela Sopeña



OQUEDAD DE LA GRAN SOMBRA

*
A María García Romero

En tus ojos habita la nostalgia del fuego
la piedra de la luz en su refugio
la danza de los líquenes
el centro de memoria de las aguas.

Un demonio te quiere para sí,
por navegar errática, sin rumbo.

Pero no olvides nunca:
tu cuerpo es la oquedad de la gran sombra,
donde viven los ángeles de hierba.


Ana Muela Sopeña



INVASORES DE LA NIEVE

*
Diminutos invasores de la nieve
se adueñan de los sueños de los débiles...

y todos somos débiles cuando no nos nutrimos de la luz.

Nos hacemos muy fríos
vagamos como zombies,
como si nos hubieran inyectado
una anestesia de benzodiacepinas
vía parenteral.

Ahora que el umbral se ha abierto entero
mastiquemos la luz con nuestras fauces
y dejemos de ser niños quejicas.

Abandonemos pronto el sonámbulo hielo
que contagia la pandemia en el espejismo subterráneo
de la ciudad sombría.


Ana Muela Sopeña



GERMINACIÓN DE LA LOCURA

*
Entre cuatro paredes
mi boca se te brinda como néctar
de un futuro tumbado en el crepúsculo.

En la germinación de la locura
mis adverbios te tientan en la noche
con imágenes ebrias de belleza
y labios que perduran
en la llovizna más fugaz.

Solitario me piensas
como un tsunami atado al caos del mundo.

En la tormenta brillo sepultada
bajo la luz de sal de las estatuas.

En mi orilla te pienso
libre ya del naufragio existencial.

Sarcástico me miras
en espejos de sombra.

Desnuda te planteo un acertijo:
La niebla del amor es algo errante,
la finitud de bruma está latiendo.
¿Dónde residen los abrazos
que viajan inocentes en silencio,
cuando los huracanes se enmascaran con furia?


Ana Muela Sopeña

jueves, 29 de septiembre de 2011



ÁLBUM DE FOTOS

*
En la senda dormida
tu piel aguarda siempre mis señales
mientras danzo desnuda hacia tu encuentro.

Mis ojos se deleitan con tus ojos
y voy detrás de un biombo,
para esconderme de tus labios.

Una estación de luz gime y desea
mis manos en tu sombra.

Equinoccios sonámbulos aprecian tus pupilas
en esos pergaminos escondidos
que aparecen sin pánico en los sueños.

La espuma del océano
me recuerda a tus pájaros de cobre
y a mis caricias lúbricas ocultas.

Mi vientre enamorado detecta tus pisadas
y tu aliento de bruma
en el álbum de fotos color sepia.

Mis dedos se deslizan por tu rostro
mientras un beso acuático decide
que tu lujuria es parte de mi plan.

Lo infinito conspira en el silencio
para ser dos espíritus descalzos
en murmullos de agua.

Suspiro sin el tiempo y observo las estrellas
que alumbran sin temor la Vía Láctea.


Ana Muela Sopeña


TRANSMIGRACIÓN

*
En la transmigración
las almas se encontraron después de estar eones
separadas del tiempo y de ellas mismas.
Los labios en origen desearon el gesto
desnudo, sin adornos.
La música del mundo sonó desde el abismo.


Ana Muela Sopeña


SALVAJE, IMPREVISIBLE

*
A lo lejos un niño recuerda días blancos.
Con sus juguetes era salvaje, imprevisible.
Ahora sus jornadas son casi siempre iguales
y el instinto vital lo tiene adormecido.


Ana Muela Sopeña


CHEMTRAILS

*
Los cirros de la tarde parecían
una condensación de la locura.
En ellos
se iban ordenando
los tóxicos del mundo,
para dejar a todos desarmados.

El hombre que vagaba por la ruta,
errático en su sombra,
rozado por la gran incertidumbre,
miró en la lejanía
algo que parecían nubarrones.

Eran los Chemtrails.

En ellos contenido lo invisible
para matar sin culpa nuestro espíritu.

A través de esos monstruos
querían invadir nuestro interior
y dejarnos desnudos, sin defensas.


Ana Muela Sopeña


SOBRE EL MAR

*
Sobre
el
mar
una
herida,
en
el
agua
la
sangre.
Mirada
moribunda.


Ana Muela Sopeña


SOMBRA DE LOS NADIES

*
La sombra de los nadies planea silenciosa
sobre el umbral de un mundo dividido,
buscando sin cesar
una supervivencia ante la nada.


Ana Muela Sopeña



LA MIRADA DEL PÁJARO

*
Busco
la mirada perdida de aquel pájaro
que un día me inspiró bajo la lluvia.


Ana Muela Sopeña

miércoles, 28 de septiembre de 2011



MILES DE MUJERES

*
Dentro de mis células
habitan miles de mujeres:

La mujer prehistórica
que vagaba kilómetros
por territorios áridos y fríos,
para encontrar el agua.

Una esclava romana
clamando en el silencio
por conseguir firmada
su libertad definitiva.

La dama medieval
encerrada en castillos,
esperando al caballero
que había ido a la guerra.
Tejiendo con la rueca sus horas de penumbra.

Una mujer del siglo XIX,
luchando por tener su identidad.

Una mujer
del siglo XXI,
mirando con asombro su destino
envuelta entre las letras y los versos.

Una mujer futura
del siglo XXII,
persiguiendo un refugio
libre de radiación,
para supervivir sin mutaciones.

Y también esa otra
del siglo XXII,
donde todo es armonía y perfección.
En los ecosistemas
se mide exactamente el porcentaje
de aquello que la Tierra
puede, sin alterarse, sostener...


Ana Muela Sopeña


SUSPIRO

*
Un suspiro en las horas detenidas
mientras mi rostro mira tu soledad sin nombre.

Con lápices dibujo
tu silencioso sueño.
Yo soy la hermana oscura de tu sombra.


Ana Muela Sopeña


MI CUERPO ES UN ESPEJO

*
Mi cuerpo es un espejo de la noche
donde tus labios liban sin un límite.

En tu bolsillo viajo
desnuda como el vértigo del humo.


Ana Muela Sopeña


EL GATO

*
El gato callejero me miró
entonces descubrí la inmensidad
del tiempo sin aristas.

Sus ojos eran verdes
como una amazonita de los sueños.
Su pelo
era blanco y canela.

Su soledad me hirió
y me llevó al abismo
de la desolación y del silencio.

De pronto percibí
que el gato estaba bien,
integrado en su mundo de abandono.

Entonces proseguí sin inmutarme
por la ruta de acero,
entre tubos de escape de los coches
y el brillo de la luna entre las nubes.


Ana Muela Sopeña

martes, 27 de septiembre de 2011



A TRAVÉS DEL SIGILO

*
A Ana Muela Sopeña

A través del sigilo de la vida
noche llena de versos de satén,
amiga y compañera la palabra.

Miras alrededor del blanco álbum,
una luz y después hacia el bambú,
encontrando semillas en aceite
licuadas en tu voz inmaterial
al abarcar los mundos con tu estela.


Ío


MENSAJE EN UNA BOTELLA

*
A sarco lange, gran poeta al que leo con frecuencia

Se doblan las esquinas con la sombra
de todos los infiernos soportables.
Allí puede haber monstruos
cabezas de medusa sobre sueños
o serpientes etéricas en frascos.

Un universo extraño
se alza en los oscuros soportales
de la ciudad que anida su venganza.

Dentro de una botella
un mensaje encriptado.

Es lenguaje binario, por supuesto
y en su interior escrito:

01010100 01100101 00100000 01100001 01100100 01101101 01101001 01110010 01101111 00101100 00100000 01110011 01100001 01110010 01100011 01101111 00100000 01101100 01100001 01101110 01100111 01100101


Ana Muela Sopeña


EN EL INSOMNIO

*
Los sueños nos sostienen en la noche
por ello en el insomnio
perdemos la energía protectora.


Ana Muela Sopeña


LA PIEDRA NEGRA

*
Aquel hombre dormía con una piedra negra,
la alimentaba siempre con lagartos
y la piedra crecía y respiraba.

Pensaba que la piedra era un icono mágico,
por ello por las noches
le contaba a la piedra algunos cuentos,
pero la piedra no escuchaba.

La piedra cada vez era más grande
y el hombre se pensaba que era hermosa.

Pero la piedra no tenía ojos,
ni rostro, ni piel.

Tan sólo era una piedra.

Aquel hombre dormía con una piedra negra.
Un día decidió tirar la piedra
a un contenedor de la basura.

Pero la piedra había entretejido
su materia tan negra
al ombligo del hombre.

Entonces aquel hombre
partió para buscar algún objeto
que cortara los hilos
que lo mantenían apegado
a aquella piedra negra.

Y tuvo que viajar con la gran piedra
en un vagón de sueños.

Un día despertó.
La piedra ya no estaba,
él se miró al espejo
y allí no había nadie...


Ana Muela Sopeña

lunes, 26 de septiembre de 2011



VENGO DE LAS GRUTAS DE OBSIDIANA

*
Yo vengo de las cuevas más oscuras
de muertes infinitas y de sombras,
de las revelaciones del submundo,
de la inquietud del reino del averno.

Yo vengo de las grutas de obsidiana
de ver la destrucción dentro del tiempo,
de contemplar con pena nuestra Tierra
dominada sin luz por la gran bestia.

Yo vengo de cavernas infernales
donde el espacio está muy ocupado
y donde hay multitudes hacinadas
en lugares pequeños y muy fríos.

Tú vienes de los túneles ocultos
en las grietas de rocas y raíces
que acumulan el humus ancestral
en las hojas, los frutos y las ramas.

Tú vienes de fisuras de un fractal
abandonado a esquinas de lo extraño,
sabiendo que el dolor conforma el duelo
y que todo en la vida es relativo.

Tú vienes de agujeros de galaxias,
has llegado al planeta disfrazado
y debes contemplar todos los dramas
casi sin inmutarte en el peligro.

Nosotros provenimos de universos
paralelos que adoran el estudio,
por eso nos reímos de las cosas
y superamos todo sin sufrir.


Ana Muela Sopeña


TE PERSIGO EN LA NUBE

*
Te persigo en la nube, sin confort,
en esa lluvia extraña de la noche.

Atraigo en un conjuro la belleza
maravillada en círculos del álbum
o en los mundos lejanos de silencio.

Encuentro en los misterios de tu estirpe,
nebulosas de acero sobre un tren.

El origen de todo es pura nieve.
La tierra se consagra en un cristal.

Intuyes la energía zahorí,
nunca podrás parar ese vaivén,
fantasías del gran juego de golf.
Imaginas sabores de maní,
nadie puede saber de la pasión
irradiada despacio sobre mí.
Te gustan los sabores sin complot
ondeando en la escala de lo bello.


Ana Muela Sopeña


TINTES DE SUEÑO

*
A los que aman

A través de las miradas
los amantes del momento
enredan su sentimiento
y escuchan las campanadas.
Dejan palabras varadas
en el puerto del pasado,
donde el mundo abandonado
adquiere tintes de sueño
y se droga con beleño
mientras arrasa un tornado.


Ana Muela Sopeña


RUTA DE LA SEDA

*
Abrazarte en la ruta de la seda
para sostener en ti los sueños,
ahora que el umbral permite el paso.


Ana Muela Sopeña


POR LA HISTORIA PRIMIGENIA

*
A Gabriela Amorós, escritora original y deslumbrante

I

Cabalgas por la historia primigenia,
para atrapar palabras escondidas
en minerales y árboles atávicos.


II

Encuentras en los códices perdidos
la voces del pasado
que viajan en los trenes de los sueños.


III

Te adueñas del lenguaje
que habita en las edades prehistóricas
y lo doblas con una maestría
de quien no tiene pánico a lo único.


IV

Te enfrentas a los monstruos colectivos
y amaestras diablos con tus dedos
de domadora de serpientes.


V

El instinto colectivo de la especie
te tiene fascinada.


VI

Eres una amanuense
que en vez de residir
en algún monasterio medieval
resuenas con la época moderna
y viajas por los túneles del tiempo
como en novelas de ciencia ficción.


VII

Amasas las metáforas
en el atanor del alquimista
con el mercurio de los sabios
y el azufre que muerde a los demonios.


VIII

Leerte
es una experiencia original.
Tú logras la inmersión en otros reinos
con espacios que algunos
por la doble moral imperante
pretenden reducir al gran silencio.


IX

Las piedras resonando en las marismas
archivan de tus letras
el numen que cautiva en el hechizo.


Ana Muela Sopeña

domingo, 25 de septiembre de 2011



TE ALUMBRO ENTRE LAS ROSAS

*
La belleza del mundo es siempre nívea
en medio de la sangre y de la herida,
por eso yo te alumbro entre las rosas
y no olvido tus manos de cerezas.
El instinto de arena en el espejo
es mi arma de luz entre las sombras.


Ana Muela Sopeña


PIEDRA DE HUMO

*
Él llegó de un lugar donde los sueños
se convertían en piedra.
Ella llegó de un lugar
donde los sueños
se convertían en humo.
Buscaron la piedra de humo,
resultó ser un cuarzo indestructible.

Él llegó de un lugar donde los sueños
se convertían en humo.
Ella llegó de un lugar
donde los sueños
se convertían en piedra.
Persiguieron el humo de la piedra.
Resultó ser que el fuego primigenio
de los primeros pobladores
surgió por la fricción
de dos piedras sin agua.


Ana Muela Sopeña


MÁS ALLÁ DE LA LÓGICA

*
Necesito de ti, de tu mirada,
más allá de la lógica del mundo.

Entramados de piel, sangre y arena
en nuestros cuerpos ávidos de luz.

Desnudos en el mar de lo vacío
llenamos nuestros párpados
de la papiroflexia del otoño.

Necesito de ti, de tus palabras,
más allá del instinto del crepúsculo.

Despojados de todo
caminamos por rutas solapadas
envueltas en los límites del agua.

En la respiración de lo posible
el silencio se torna oscuro y dolmen.

En el pulso que late, subterráneo,
habito sumergida en tu deseo.


Ana Muela Sopeña

sábado, 24 de septiembre de 2011



APUNTES DE NOSTALGIA

*
Luz cenital
a través de los bosques de la herida.
Historia y sangre.

Rayos sonámbulos
en las inmediaciones de la noche.
Luna en silencio.

Árbol de siglos
en la emoción dormida entre las nubes.
Infinito el eclipse de las sombras.


Ana Muela Sopeña


RELOJES DETENIDOS

*
Las horas de nostalgia
atrapan con relojes detenidos.
Un mundo de pasión en la distancia.


Ana Muela Sopeña


DESLUMBRAMIENTO

*
Rozo tu mano
en la tarde de otoño.
Deslumbramiento.


Ana Muela Sopeña


CUANDO LLUEVE

*
Cuando llueve por las calles
todo se llena de barro,
la gente saca el paraguas
y en las aceras hay charcos.
Hay gotas en la ciudad,
en los coches hay un vaho
que nos devuelve el instinto
que subyace abandonado.
Cuando llueve entre las plazas
el amor se siente extraño,
se parece a un ave lánguida
que aterriza sobre un árbol.
Se humedecen los portales,
vemos calzadas con trazos
adornados con arroyos
que definen el pasado.
Cuando llueve entre mi piel
la historia dibuja a mano
la nostalgia de las horas
presentidas en los arcos.


Ana Muela Sopeña


FRACTAL DE ESTRELLAS

*
Un líquido de púlsares
como un fractal de estrellas se desliza
a través de asteroides y cúmulos galácticos.

La belleza del cosmos
nos hace diminutos.

Los cuásares nos muestran los enigmas
que yacen escondidos en sus átomos
y entre las espirales de adn.


Ana Muela Sopeña


FRACTAL DE BARRO

*
La materia se mezcla
como un fractal de barro con las gotas
e insectos microscópicos que pululan sin vértigo.

El lodo se entreteje
con la energía etérica.

El lastre pesa tanto que parece
que todo es inservible en esta Tierra
y hay que hacer Feng Shui sin demorarse.


Ana Muela Sopeña


FRACTAL DE AIRE

*
El viento me conmueve
como un fractal de aire en la penumbra,
para vencer al pánico que me inunda en lo oscuro.

Olvido de los sueños
a través de calima.

La intuición de la bruma me permite
acumular esferas de cristal,
para avanzar sin miedo entre la niebla.


Ana Muela Sopeña


FRACTAL DE TIERRA

*
El humus fertiliza
como un fractal de tierra entre los árboles,
cuando el bosque se calla para escuchar la lluvia.

Los sonidos de lobos
nos hacen olvidar la certidumbre.

Los pronombres se mezclan con las hojas
y las ramas de sauces y de tilos,
para nombrar sin miedo lo que existe.


Ana Muela Sopeña


FRACTAL DE FUEGO

*
La pasión encendida
como un fractal de fuego en la lujuria,
en la embriaguez de noches con ecos a distancia.

Un rubí en el océano
me recuerda la sangre.

El amor es la brasa del pasado
que aviva con su luz el universo
y transforma el deseo en creación.


Ana Muela Sopeña


FRACTAL DE HIELO

*
Precipicios de frío
como un fractal de hielo en la conciencia.
Un lago de anestesia en un sueño de cobre.

En la congelación
la nada ya no avisa.

El velo de la carne se hace nítido
en experiencias cumbre de la historia
que se palpa en la roca más utópica.


Ana Muela Sopeña

viernes, 23 de septiembre de 2011



FRACTAL DE SOMBRA

*
Te hundes en el hielo
como un fractal de sombra en el instinto,
en el desorden sobrio, más allá del crepúsculo.

La huída hacia los túneles
es un refugio válido.

Los verbos se sumergen en delirio
con vocales que vuelan por las nubes,
donde escribes metáforas con barro.


Ana Muela Sopeña


FRACTAL DE LUZ

*
En la luz te reflejas
como un fractal unido a la memoria,
en el caos del intento, más allá de la sangre.

La búsqueda en penumbra
es siempre poesía.

Las palabras susurran su ebriedad
en sonidos abiertos al espejo
donde tú habitas mundos que yo habito.


Ana Muela Sopeña


DAME LA LUZ ERRANTE

*
Dame la luz errante,
yo te daré la sombra de la herida.

Entrégame del sueño la belleza,
mientras tú te debates solo con la muerte.

Brindemos por nosotros
ahora que aún hay tiempo...

Dame tu sombra lúdica del alba,
yo te daré la luz desde las grutas.

Entrégame tus horas de desidia,
yo las transformaré
en creación de mundos y galaxias.

Celebremos con júbilo
nuestros segundos consagrados,
ahora que el reloj se ha detenido...


Ana Muela Sopeña


VIBRAR CON LA SEMILLA CREADORA

*
El recuerdo nos lleva
al lugar donde suena la canción
del precipicio oscuro
forjado entre los siglos.

Un huérfano conduce nuestros sueños
por asambleas lúcidas de pánico
entre las telarañas de la historia.

Desnudos sumergimos las imágenes
entre las piedras ocres,
en noches laceradas por el llanto,
en la bruma de mundos escondidos.

Nuestro yo individual busca el origen,
la invención de la rueda y la escritura,
el fuego, los metales, la cerámica.

Vibrar con la semilla creadora.

Pero el inmovilismo
de los antepasados familiares
intenta que lo hagamos todo igual,
sin cambios,
sólo siendo humanos dóciles.


Ana Muela Sopeña


LAS PALABRAS SON ÁRBOLES

*
I

Mi piel de sueño
es tu mundo de luz.
Sombra del agua.


II

Adoro de tus ojos lo invisible,
esa mirada dulce que traspasa
las máscaras de lluvia y la tristeza.


III

Tu cuerpo cálido
en mi tacto de otoño.
Sublimación.


IV

Adoras en mis labios la lujuria
que te lleva por rutas ignoradas,
más allá de lo sórdido.


V

Entre nosotros
las palabras son árboles.
El viento gime.


Ana Muela Sopeña


UNA CASA CONSERVA MUCHAS EDADES DE LA HISTORIA

*
Una casa conserva
muchas Edades de la Historia
en sus habitaciones.

El paleolítico habita en la cocina,
el empleo de útiles nos lleva
a un pasado remoto
de Homo Hábilis.
Tenedores, cucharas y cuchillos.
El metal y la hoguera.

El dormitorio ha avanzado un poco más,
se encuentra en el instante
del neolítico.

La Edad Antigua se ha adueñado del salón.
Las piezas en vitrinas,
los escudos heráldicos...

El comedor se ha detenido en la Edad Media.
Los deportes que vemos
por la televisión
son herencia de las gestas medievales.

La biblioteca es plenamente
un reflejo de la Edad Moderna.

El baño y el despacho
alcanzan sin dudar
la Edad Contemporánea.

¿Cómo podremos liberarnos
con todas las Edades de la Historia
danzando en el Hogar?

Vibrando en el ambiente está el enigma.


Ana Muela Sopeña

jueves, 22 de septiembre de 2011



NO PODRÁS OCULTARTE

*
A Ío

No es el poeta quien escribe,
es la poesía
quien escribe a través del poeta.

No podrás ocultarte,
la poesía te quiere como súbdita.


Ana Muela Sopeña



ALCATRACES

*
Gratitud en la niebla, entre el zigzag,
rimando melancólica en el mar.
Alcatraces se amparan en la bruma
con tiempos que no miden el tictac.
Imantan los crepúsculos por mí
arena de belleza y de nostalgia,
susurrando palabras nunca dichas.

Palomas enredadas con salep
o plumajes que buscan un dibujo,
rutas que se deslizan al azar.

La Tierra está dormida sobre sal
en mundos ataviados con jenjibre,
en árboles que aspiran a ser nube
rutilante en espejos del ayer.
Murmullos silenciosos de Alnilam
encuentran el camino hacia su estirpe.


Ana Muela Sopeña


*****

Alnilam: Estrella central de la constelación de Orión.
En árabe significa "collar de perlas".



GATOS CALLEJEROS

*
Se esconden cuando paso
debajo de los coches,
me miran con mirada de otro mundo.

Cuando camino por la calle,
en las horas nocturnas
los gatos hacen ronda.
Deambulan por aceras
y protegen el aire del ambiente
con su respiración acompasada.

A veces les susurro
palabras cariñosas,
durante unos segundos se detienen,
no escapan porque saben
que soy adoradora de su reino.

Después el tiempo sigue
y huyen suavemente
como si no existiera.

Los gatos callejeros
perciben las presencias
y limpian las ciudades
de las entidades negativas.


Ana Muela Sopeña

miércoles, 21 de septiembre de 2011



EN EL IDIOMA DE EMINESCU

*
A Pere Bessó y Andrei Langa

En el árbol rumano
las palabras descienden sin aristas
en esos entramados de metáforas
que cuelgan de las ramas sin saberlo.
Eslabones de mundos invisibles
se muestran por las noches, microscópicos,
y las raíces arden
por las imágenes inmersas en sus sílabas.

En el árbol moldavo
el sol nunca se pone
y la luna maquilla su apariencia,
para que podamos adorarla.

En el árbol rumano
las estrellas persiguen su aventura
en medio de vocablos sumergidos
en mares de arrecifes de coral.

En el árbol moldavo
las estrofas se doblan
como papiroflexia del otoño.

Ambos árboles se rozan,
sus ramas se entrelazan
y de ese modo unen
los dos imaginarios territorios
del lenguaje poético
escrito en el idioma de Eminescu.


Ana Muela Sopeña


SECUESTRAN LAS PALABRAS

*
Por todos los lugares de la Tierra secuestran las palabras,
las atan a los postes de la luz, las enjaulan en cárceles,
las censuran en medios,
las violan o las edulcoran tanto que ya no dicen nada.

Las palabras no lloran, tienen heridas que no sangran.
Hay palabras que nunca se pronuncian por la amenaza de palizas.
Hay palabras que jamás escuchamos, porque navegan sin un puerto.

Por todos los lugares de la Tierra se pierden las palabras
de lenguas extinguidas. Al morir un idioma
no sólo mueren las palabras, también una manera de mirar,
una cosmovisión que observa el mundo con ojos diferentes.

En el lenguaje cotidiano cada día la gente
reduce en un número importante
cantidad de vocablos.

Los mensajes de móvil
se van haciendo diminutos,
los e-mails cada día son más cortos
y las antiguas cartas
se encuentran en peligro de extinción.

En la televisión
las palabras se burlan de nosotros,
se achican, se transforman en mediocres.

Por ello,
debemos custodiar con gran cuidado
las palabras en vías paralelas...


Ana Muela Sopeña


SIGNOS DE VIENTO

*
Signos de viento
en tu piel sumergida.
Se ven gaviotas.

Las consonantes
mensajeras del mundo.
Secreto y luz.

Vocales cálidas
a través del espejo.
Árbol del tiempo.

Son las palabras
adivinas del otro.
Son el oráculo.

Versos amados
en balcones con flores.
Sublimación.

Estrofas líricas
en los bancos del parque.
Luna creciente.

Poemas blancos
en la espuma del mar.
Resaca fría.

Un poemario
en la playa desierta.
Un hombre lee.


Ana Muela Sopeña