*
Los cirros de la tarde parecían
una condensación de la locura.
En ellos
se iban ordenando
los tóxicos del mundo,
para dejar a todos desarmados.
El hombre que vagaba por la ruta,
errático en su sombra,
rozado por la gran incertidumbre,
miró en la lejanía
algo que parecían nubarrones.
Eran los Chemtrails.
En ellos contenido lo invisible
para matar sin culpa nuestro espíritu.
A través de esos monstruos
querían invadir nuestro interior
y dejarnos desnudos, sin defensas.
Ana Muela Sopeña
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
gracias, aprendí un nuevo termino y concepto que no conocía.
Saludos, Nahuel.
Ya andamos desnudos. Se toman mucho trabajo.
Un abrazo.
Gracias, Nahuel, por pasar...
Un abrazo
Pero nos quieren más desnudos...
Un abrazo
Publicar un comentario