miércoles, 21 de septiembre de 2011

EN EL IDIOMA DE EMINESCU

*
A Pere Bessó y Andrei Langa

En el árbol rumano
las palabras descienden sin aristas
en esos entramados de metáforas
que cuelgan de las ramas sin saberlo.
Eslabones de mundos invisibles
se muestran por las noches, microscópicos,
y las raíces arden
por las imágenes inmersas en sus sílabas.

En el árbol moldavo
el sol nunca se pone
y la luna maquilla su apariencia,
para que podamos adorarla.

En el árbol rumano
las estrellas persiguen su aventura
en medio de vocablos sumergidos
en mares de arrecifes de coral.

En el árbol moldavo
las estrofas se doblan
como papiroflexia del otoño.

Ambos árboles se rozan,
sus ramas se entrelazan
y de ese modo unen
los dos imaginarios territorios
del lenguaje poético
escrito en el idioma de Eminescu.


Ana Muela Sopeña

4 comentarios:

Julio Dìaz-Escamilla dijo...

Un sobrio manejo del lenguaje, enriquecido por las metáforas, hacen de este poema una joya lírica. Los homenajeados lo agradecerán, seguramente.
Un abrazo.

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, es siempre tu paso por mis letras un paso alegre.

Un abrazo agradecido
Ana

Andrei Langa dijo...

Me permites comparar a este poema con un árbol vivo, encontrado en un campo sagrado, porque, al fin y al cabo, es único por su visión ancestral, con un solo tallo, igual como ya existe una sola idioma rumana,castellana...

Un placer y gracias por tu generosa actitud en relación con todo que se llama cultura rumana,
andrei

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias a ti, Andrei, por propiciar ese encuentro castellano rumano.

Un árbol sagrado, sí, tienes razón.

Un abrazo fuerte
Ana