*
Deambulo por las calles,
veo
desconocidos
sin
un
rumbo.
Contemplo escaparates de las tiendas
y respiro el otoño entre farolas.
La ciudad va agitándose, despierta,
a través de la gente que se mueve
de un lado para otro.
Parece que un motor, invisible y extraño,
diera cuerda a los grupos,
parejas y familias,
rezagados y huérfanos,
solitarios que yacen en rincones de olvido.
Todos van desplazándose
hacia
ninguna
parte
y la ciudad no duerme
pulsando en sus secretos el sonido...
Ana Muela Sopeña
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2 comentarios:
Bienvenidos al posmodernismo. Bienvenidos a la noche. Eso parece cantar el poema.
Un abrazo
(y no soy anónimo. Julio Díaz-Escamilla).
A veces tengo esas sensaciones en mi ciudad...
Un abrazo
Ya sé que no eres anónimo
Ana
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