*
La luna se escondió bajo las sombras
al tiempo que una amiga de palabras
estrechaba en el humo su ventaja
y perdía sus miedos en la rosa.
El cuerpo seducido por las olas
captó de la belleza sólo el alba
adherida a las fuentes y mandalas
que intentaban huir desde las horas.
Al final las muchachas escaparon
sólo con unas túnicas de cielo,
para soñar desnudas con la luz.
Y en medio del amor y de las manos
los espejos de bronce fueron sueños,
con penas y alegrías del azul.
Ana Muela Sopeña
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2 comentarios:
Me encantó¡
Y no sé por qué, pero así es, Ana, alguno de tus versos me habla desde muy cerca.
Es precioso este soneto, querida amiga, te lo aplaudo¡¡¡
Abrazos grandes
Ío
Gracias, Ío, por tus generosas palabras.
Un besito
Ana
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