viernes, 28 de octubre de 2011

LLEGUÉ A CASA CALADA

*
Llegué
a
casa
calada
hasta
los
huesos,
con el paraguas roto
y
la
ropa
empapada.
La lluvia torrencial me despertó
a
tu
recuerdo
nítido
del
alba.
Me acordé de tus ojos,
de tu mirada suave al despedirme
y
contemplé
una
lágrima
en el extraño espacio de la herida.


Ana Muela Sopeña

4 comentarios:

Unknown dijo...

Era un istmo de sal...

Cala hasta los huesos, meiga.

Un beso

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, Manuel, por tu presencia entre mis versos.

Un abrazo
Ana

María Socorro Luis dijo...

Me encanta el ritmo y la tierna sencillez. Besos.

Ana Muela Sopeña dijo...

Soco, me alegra verte por aquí.

Un beso
Ana