*
Noches amuralladas,
alambres en la piel de la penumbra.
El frío del origen
permite regresar al paleolítico.
En los espejos cóncavos
una sonrisa pérfida me observa.
Mirada de marasmo en reflejos de agua
al tiempo que la muerte
recuerda la simbiosis
de la soledad y de la furia.
Ana Muela Sopeña
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2 comentarios:
Lo he dicho, es reconfortante cuando el lector no lee el poema en sí -su grafismo, semántica, intencion o gramática- y sólo se deja mecer por las emociones.
Maravilloso.
Un abrazo.
Es un lujo tenerte como lector.
Gracias
Un abrazo
Ana
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