*
A Ana Ajmatova
Deportados los cuerpos en el frío
hacia la muerte en vida
se convirtieron pronto
en seres casi inciertos.
No se sabía ya si estaban vivos
o muertos en sus urnas de cenizas.
La vida era imposible
pero tú
seguiste adelante,
luchando hasta el final de tu existencia
con la fuerza interior pura e intacta.
Ana Muela Sopeña
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