martes, 29 de noviembre de 2011

EL TRAIDOR

*
El traidor ya no puede continuar
con su farsa que envuelve con mil máscaras.

Acompaña a la noche abruptamente
y sale con sus fotos
en el meridiano incuestionable.

El traidor tiene insomnio,
sólo quiere sentir que el mundo es suyo.
No siente ni padece,
anestesiado
duerme
en su hamaca de sal y de llovizna.

El traidor vive muerto
en su jaula dorada de belleza
y respira sin pausa
el aire en densidad de la galaxia.

El traidor yace en camas de ceniza
derrumbado en los faros de la luna.
Atesora los verbos con tentáculos,
para poder cazar
los instantes del bosque entre las nubes...


Ana Muela Sopeña

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