viernes, 4 de noviembre de 2011

ENCONTRÉ POR AZAR

*
Encontré por azar una gran piedra,
en ella una inscripción del gran misterio.

Jeroglíficos blancos
de belleza
me llevaron por vías invisibles
hacia los signos suaves de los sueños.

En la visión capté
una quimera amable,
el teatro del mundo, maya, nada.

Proseguí mi camino
al tiempo que una luz negra y azul
me hizo transformarme en la sibila.

Desde la profecía me dormí
y contemplé la Tierra en dos mil treinta:
sin casas ni animales, sin arbustos,
sin árboles ni fuentes, todo yerto.

Volví a mi centro grave
y sentí que el cronómetro de Gaia
estaba ya contando
la marcha hacia el momento
del latigazo abierto de la sangre.


Ana Muela Sopeña

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