*
La tormenta me alcanza
y siento que soy náufraga de ti
en las palabras cálidas de arena.
Una bruja de lodo
habita en los espacios del derrumbe,
en madrugadas de caricias.
Por la senda moldeo los pulsos invisibles
que se elevan por cumbres y cirros
en tiempos de los trópicos.
Astillas de madera
y libros con el polvo de los siglos.
Un mausoleo abierto a las cenizas...
Ana Muela Sopeña
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