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La luz de las fisuras invisibles
no puede ser apagada.
En la sombra del mundo
habitan las siluetas de la danza
que fusiona en secreto la utopía.
Una ciudad lamenta
la pérdida de todos los instantes
consagrados al dios de los deseos.
El bosque de los lobos
alimenta los mitos urbanos
de la licantropía entre la bruma.
Ana Muela Sopeña
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3 comentarios:
Me encanta el ritmo y la sutileza-firme de tu poesía.
Gracias, Pablo, por pasar y dejar tu generosa huella.
Acabo de visitar tu blog. Muy interesante tu poesía...
Abrazos
y saludos cordiales
Ana
Qué la luz que se cuela, jamás se termine, digo yo.
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