viernes, 4 de noviembre de 2011

QUARKS

*
Los quarks siguen latiendo en nuestra alma
desde aquella explosión,
el instante inicial de aquel Big Bang
resuena en nuestro centro primigenio.

Después, cuando la Tierra se formó,
partículas atómicas de espíritu
y nuestra blanca mónada sin tiempo
flotando en el no tiempo.

Más tarde, poco a poco,
la vida apareció sobre la Tierra
y nosotros tan sólo éramos núcleos
de adn en amebas.
En lo que no pudimos definir
morábamos pulsando las estrellas
con memorias de otros universos.

Y aparecieron hombres,
los primeros de Gaia,
homínidos con algo de conciencia,
pero aún más cercanos a los monos
que a los "Homo Sapiens".

En esa larga marcha
hacia la evolución de la conciencia
transitamos lugares de belleza.
La postura erguida,
la conquista del fuego,
primeras herramientas,
el curtido de pieles,
la caza en grandes grupos.

Esa supervivencia tan antigua
nos hizo ser aliados en las cuevas,
en clanes prehistóricos,
buscando animales para todos.

El apareamiento fue cambiando.
De no mirarnos nunca
a estar ya cara a cara.
Esto supuso un cambio sustancial,
un hito en el camino.

Las eras transcurrieron
casi sin enterarnos.
Visiones de metales,
sedentarización,

el comienzo del número,
inicio de escritura.

Las guerras asolaron nuestra Tierra
y tú estabas ahí.

Siempre los protectores custodiaban la luz.

Los hombres y mujeres
a través de los siglos y milenios,
siempre con sus antorchas
de mentes que se abrían
a la sabiduría del futuro.

Un dejá vù me dice
que el pasado se puede comprimir
en un archivo zip de muchos gigas.

Aprender de la historia.

Quizás podría ser.
Aún tenemos tiempo,
pero no mucho tiempo.

Respirar con la Tierra
y escuchar el latido de los astros,
los púlsares, los cuásares
y las enanas blancas,
Urano con la Luna,
Las Pléyades y Sirio.

Todos los universos ya conspiran
para que despertemos, ahora o nunca.


Ana Muela Sopeña

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