ALEPH DEL MISTERIO

*
Precipicios de niebla me dijeron
que en universos paralelos
nada había pasado.

El tiempo transcurría inexorable.
Él
y yo
seguíamos unidos
por ligaduras cuánticas
cercanas al Big Bang.

Pero en este universo
estamos separados
y lo peor
es que a nadie le importa.

En esta ambigüedad me muevo y pienso.

En esta escisión
yo sigo respirando
hasta que habite siempre
en los universos paralelos
o me quede tranquila en mi universo.

Hay un interruptor
que activas sin pensar: On - Off.
Como si fuera aún posible
controlar lo evidente.

Pero yo soy un río
de lava indestructible, como el fuego
que fluye en los volcanes de obsidiana.

Una fuerza sublime y primigenia
anima mi energía de las cumbres.
En relámpagos suaves
me contemplo sin máscaras.

Y tú llegarás pronto a los océanos
para disolverte como sal,
en lágrimas de bruma.

Así,
como naturaleza aún salvaje
sin domesticación, todo muy nómada,
el instinto será cuerda de mundos
vinculados por lianas ancestrales.

Y todo volverá a ser un historia
de complicidad en la locura.

Pero seguramente no seremos los mismos.

Porque un rostro se transforma en otros rostros.

El mío de morena, ojos oscuros,
se transformará en un camuflaje.
Luego seré una rubia de ojos claros.

Y los demás serán rostros distintos.
El hombre de ojos claros
se transmutará en otro ser vivo
de ojos tan oscuros como el ónix.

Todo volverá a ser desde el inicio.
Yo no seré individuo
sino tan sólo alguien, una luz
de un ente colectivo.

Él no será individuo de la especie,
sólo será una sombra primigenia
alentada por siluetas de la noche
para devenir en lo inmortal,
a través de energías innombrables
ataviadas con prendas para el frío.

Seremos solamente
individuos sin nombre,
de una especie en peligro de extinción
donde nadie es lo que parece,
porque el engaño es lo único que existe.

O quizás...
seremos
personas con un nombre y una estirpe,
encargadas de Ser en Creación:
el Aleph del misterio enfebrecido...


Ana Muela Sopeña