martes, 6 de diciembre de 2011

ES INÚTIL NEGAR LO QUE TEMEMOS

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Es inútil negar lo que tememos
volverá como sombra interminable
en callejones ebrios de la noche
o en portales de tiempo envuelto en pánico.

Y nos perseguirá durante el sueño
para hablarnos en forma de una red
o aullará en cementerios de la luna.

Es inútil pensar que nada importa
que controlamos todo sin ayuda
que somos inmortales y no hay llanto,
porque todo es mentira.

Todas las negaciones son absurdas.
Ellas se harán más fuertes cada vez,
el cuerpo gritará en forma de síntomas,
el destino será aún más intenso.

Quizás nos sea posible conseguir
el engaño a los otros de mil modos,
pero el autoengaño es imposible.
Nos gritará desnudo en grutas negras.
Será una bocanada entre los gritos
que pugnan por salir de la censura.

Al final todos vamos por la vía,
hacia el despojamiento, hacia la nada.

Sólo la desnudez de un gran amor
se parece a la muerte.

Armarse, acorazarse, disfrazarse...
no servirá de nada porque todo
vuelve siempre al inicio primigenio
donde el ser es esencia y no hay máscaras.

Las máscaras de dios no son divinas,
son otra construcción del ser humano.

Las máscaras de amor no son amor,
ya son instituciones, otra cosa.

Las máscaras del ego no son sólo
el ser en su vacío.

Llegaremos desnudos al final
como cuando nacimos, nada más.

Y se caerán las máscaras al río
de la gran negación...


Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

Julio Dìaz-Escamilla dijo...

Si cuando nace la vida, se despierta la muerte; si ya ando puesto el cadáver que seré mañana... ¿Por qué fingir en el arrebato de la simpatía? ¿Por qué engañar(me) mostrando a otro yo que no soy? Valioso poema. Muy valioso.
Saludos.

Ana Muela Sopeña dijo...

Sí, ¿Por qué y para qué?

No lo sé...

Saludos