*
El sueño de la nada defiende mi llanto
y la hermandad del vacío
se aterra al contemplar el azabache
de mi cabello libre que flota bajo el viento.
La utopía del todo ampara mi sonrisa
en la disolución de identidades
que buscan suavemente la huida de la luz,
mientras mi piel esclava inunda las cavernas del origen.
La visión incompleta nos permite
aferrarnos a círculos de intimidad desnuda,
para ser en el tiempo de la rosa
dos seres consagrados al placer.
Ana Muela Sopeña
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Qué coincidencia; escribí un relato que casualmente se titula del mismo modo.
Me gusta lo atmosférico de tu poesía.
Gracias, R, por pasar...
Un saludo
Ana
Publicar un comentario