domingo, 22 de enero de 2012

CONSUMACIÓN

*
A Montserrat Martínez, a propósito de su poema "Temblor"

La lluvia se diluye en la mujer,
en la piel de ese tiempo melancólico
que todo lo consigue, simplemente,
con sus gotas constantes.
Como un llanto de niebla en las montañas
las nubes saben ser las compañeras
de la dama del sueño.

El fuego del carbón,
en esa chimenea del invierno,
que se enciende formando
el calor del hogar,
alienta el clima onírico del cuento.
Un lobo que se oculta en el tejado
acecha en el silencio
a los niños que juegan con sus trenes
y a las niñas que ríen con muñecas de peluche.

La neblina es muy húmeda y cóncava.

Un recuerdo de bruma entre los cirros
permite a la mujer de las visiones
asumir con paraguas sus imágenes
y búhos de los bosques.

La mujer danza siempre entre las rocas
y no olvida que todo es un ensueño
más allá de los límites
marcados por las horas, en el vértigo
de la consumación de la belleza.


Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

Ío dijo...

Me ha encantado, fascinado, enamorado, mi querida Ana, este tu poema surgido al lado de Temblor.
Gracias por tus versos, porque en ellos me hallo, porque me haces soñar, y/o porque me encanta, sencillamente por eso.
Gracias por dedicármelo, amiga, es precioso¡¡¡
Mi abrazo para ti, muy grande, y muchos muchos besos


Ío


(me lo llevo conmigo)

Ana Muela Sopeña dijo...

Ío, me alegra mucho que este poema te haya gustado, amiga.

Surgió al leer el tuyo.

Un beso enorme
Ana