miércoles, 1 de febrero de 2012

PRESAGIOS DE LA NIEBLA

*
La muchacha miró a su alrededor
y descubrió el instinto de la bruma
perdido en la belleza de la sombra.

Una tormenta inesperada
produjo en su interior
un pánico profundo.

Recordó los presagios de la niebla
y elevó sus plegarias
antes de que la muerte la enterrara.

Los hombres sin espíritu
depositaron su cadáver
bajo unas ramas secas, frente al río.

Ella, vagando sin un cuerpo,
reconoció al autor
del crimen perpetrado sin conciencia.

Al otro lado de la línea,
disuelta en el abismo de los hielos,
perdonó a sus raptores,
en un fulgor de luz.

Mas su doble, aún en el planeta
denunció lo terrible.

Todavía quedaba tiempo
para evitar la muerte
de otra mujer amedrentada.


Ana Muela Sopeña

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