jueves, 10 de mayo de 2012

ALEF DE FUEGO

*
La tristeza le invade
en las vacilaciones del espejo
del otro yo que acecha en la distancia.
Él cree que en el mutismo
se libera del numen de su esencia,
pero todo es en vano.

El esfuerzo no sirve
y la soga los une en el silencio
incluso cuando todo ya parece
perdido bajo un túnel de marasmo.

Es la desolación la pesadilla entera
que persigue en la noche
el otro lado de la sombra.

El pánico es la gloria del instinto
que busca desbocado
las situaciones imposibles.

El infinito es trémulo
y la piel de los sueños
se rebela con lazos preverbales.

Ellos contemplan la belleza de las cosas
hasta que los cronómetros disparan
la genética inversa de los árboles.

Una implosión de tiempos
refleja en la galaxia
el andrógino exacto entre la niebla.

Y poco a poco crecen las dendritas
que construyen caminos neuronales
hacia un Alef de fuego
sin retorno.


Ana Muela Sopeña

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