domingo, 17 de junio de 2012

CON LA PIEL ENVUELTA EN HIELO

*
A Miguel Hernández

Vamos siempre por el mundo
con la piel envuelta en hielo,
como pájaros nostálgicos
escapando de sus miedos.

Un árbol nos da la hora
en la noche del acebo,
con la luna como aliada
en la distancia del cielo.

Al alba nos despertamos
con sensación de ser cero,
pero la luz nos invade
y nos anima de nuevo.

En el bosque habitan gnomos
que nos invitan al sueño,
en crepúsculos dorados,
con sus diminutos dedos.

Nuestro destino es extraño:
aunque nos parezca eterno
tiene un límite enigmático,
más allá de cualquier verbo.


Ana Muela Sopeña

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