*
En las ciudades perdidas
se escucha música suave,
para encontrar la belleza
que disuelve ya la tarde.
Las calles entre la lluvia
olvidan la soledad
en el sueño compartido
o en los instantes del mar.
Los edificios tan grises
nos permiten camuflarnos
entre ramas de los árboles
y un vagón abandonado.
Y las horas en el tiempo
de las estrellas sin sombra
recuperan la intención
de la esencia de la rosa.
Ana Muela Sopeña
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