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Un Big Bang primigenio te custodia
entre púlsares rojos y cúmulos galácticos
que protegen tus células del mundo.
Estrellas de neutrones
amparan los latidos de tu cuerpo
para sincronizarlos con Alcione.
Los cuásares te dictan al oído
las sílabas sagradas del Aleph.
Las supernovas te recuerdan
que eres un ciudadano sideral
y viajas a la par que la galaxia.
En nebulosas blancas
habita tu adn,
en la radiancia pura de la luz.
Ana Muela Sopeña
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2 comentarios:
Muy bello poema, Ana. Con hermosa fotografía haciendo alusión al tema. Me ha encantado.
Me alegra, Julie, que te guste el poema.
Un abrazo fuerte
Ana
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