*
La soledad avanza
en la noche infinita.
Observamos la playa
y las casetas fijas
que duermen en completo abandono
hasta el amanecer.
Un paseante mira
a través de su ojo digital
la desnudez del agua
y siente en su alma gélida el espíritu
de la desolación en el paisaje.
Los bancos se preparan para el cambio
mientras los transeúntes se reservan
la belleza de un tiempo ya extinguido.
El color de la noche se presenta
como una opción amada contra el viento,
para soñar con árboles
en el presagio abierto de otra luz.
Ana Muela Sopeña
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6 comentarios:
Un poema de soledad, bien escrito, un momento para disfrutar de la calma. Me ha encantado.
precioso, realmente bello.
saludos
Gracias, Julie, por venir.
Un beso
Ana
Gracias, Genetticca, por pasar...
Saludito
Ana
Una maravilla de ritmo, sencillez y belleza. He vivido el poema.
Besos
Gracias, Soco, por venir.
Un beso
Ana
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