*
La Tierra Negra bebía de los seres
que trabajaban dóciles
sobre las ciudades luminosas
de la superficie del planeta.
Vampiros estrechaban
el cerco de sus hábiles colmillos.
De pronto los humanos
despertaron del sueño
y vieron claramente su camino.
Ana Muela Sopeña
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2 comentarios:
Nuestro mundo, nuestra tierra. Cuántas heridas, cuántas cicatrices asoman por su piel y sólo nosotros somos los culpables. Caminamos ciegos sin ver que es el único hábitat que tenemos.
Un bello poema el tuyo, Ana, un poema para reflexionar.
Un abrazo
FINA
Gracias, Fina. Sí, tienes razón...
Un abrazo
Ana
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