viernes, 31 de agosto de 2012


LA MIRADA DEL GATO

*
La mirada del gato nos asombra
en las tardes nostálgicas de estío.

Sus iris nos inundan de misterio
y su respiración retumba siempre
dentro de los enigmas de la noche.


Ana Muela Sopeña


RELÁMPAGOS

*
Un relámpago azul nos transfigura
en el tiempo del alba y de la herida.
Nuestra sangre compite con crepúsculos
que buscan en el mar su adiós incierto.
Es el reloj que llora
en túneles de amianto.
Un relámpago rojo nos avisa:
la
hora
del
encuentro,
en las plumas del pájaro que vuela.
Nuestros cuerpos son aves que se esconden
de la llamada firme a ser de arena.
Un relámpago blanco es la señal
del cosmos adherido a nuestros códigos.
Nos invita el momento
a ser como las piedras en el bosque.
Anónimos y envueltos en la lluvia,
sacralizando siempre la palabra.
Un relámpago verde es nuestra clave
que persigue en los ojos la conquista
de la libertad de la conciencia.


Ana Muela Sopeña


LANGUIDECE EL VERANO

*
Languidece el verano
en medio de las calles somnolientas.
Un niño despistado
avanza sin un rumbo por la ciudad desierta.

Las nubes nos avisan
desde su territorio de la sombra.
Laberintos erráticos nos hablan
a través de los sueños de la rosa.

La niebla se diluye sin temor
sobre las plazas blancas de Bilbao.
El tiempo va pasando lentamente
mientras veo en silencio un gatito pequeño abandonado.


Ana Muela Sopeña

miércoles, 29 de agosto de 2012



DE TU AUSENCIA

*
Las calles se han llenado de tu ausencia
en la melancolía de la lluvia.

La humedad de las plazas
alumbra sin pretextos
mi soledad de agua.

La llovizna susurra en mis oídos
que el sueño ya se ha ido a otro lugar.


Ana Muela Sopeña

martes, 28 de agosto de 2012



TONGLEN

*
Respiro tu dolor en oleadas
y lo transformo en átomo de luz.

Soy la luna que canta sin temor
en la octava galáctica del mundo
el pasaje uraniano de los cambios.

Me adentro en sufrimientos de los Hombres
que viven repartidos
por la geografía del planeta
y siento interiormente
la necesidad de la esperanza
en los corazones de los niños.

En mi alma pernoctan esas sombras
que persiguen los túneles del tiempo,
para liberarse sin tardar
del pánico ancestral.

Respiro tu dolor de nacimiento
y lo transformo en átomo de luz.

Las estrellas despiertan
del sueño de los siglos
y nos hablan despacio
en el susurro atávico del tiempo.

La onda primigenia de lo cuántico
me lleva por caminos de vestales
y me dicta al oído
los códigos del cosmos soterrados
en las piedras secretas de las rutas.

Respiro tu dolor del adn
y lo transformo en átomo de luz.

Los relojes disparan los cronómetros
y sentimos el pulso de los días,
sabiendo que el instinto de la onda
anima nuestro espíritu galáctico.

Respiro tu dolor suave y disperso
y lo transformo en átomo de luz,
con el alfabeto de los árboles.

Cabalgo entre la espuma del océano
y sello con mi cuerpo las compuertas
para detener a lo perverso.

Respiro tu dolor en el espacio
en mundos paralelos a este mundo
y en huecos de agujeros de gusano
encuentro a otras personas
que emiten por sus iris la respuesta
de la magia enterrada en nucleótidos.

Contemplo en los archivos de la Tierra
el oro transmutado de los sabios
y me atrevo a leer sus inscripciones,
para despertar del sueño extraño.

Respiro tu dolor fuera del tiempo
y lo transformo en átomo de luz.


Ana Muela Sopeña


*****

Tonglen= Meditación en la que transformamos el dolor del otro, del mundo o de nosotros mismos en amor y creación.


lunes, 27 de agosto de 2012



EN LOS CÚMULOS DE ACERO

*
A Rosa Iglesias, amiga del corazón

Las gotas de la lluvia nos avisan
de las oleadas que sumergen
la conciencia en los cúmulos de acero.

Un tornado nos muestra
los crepúsculos llenos de relámpagos.

En las ramas sumisas de los árboles
habitan, invisibles, unos códigos
que nos hablan de un tiempo ya vivido
en otra dimensión de la experiencia.

Cada átomo simple de las cosas
contiene la belleza del espacio:
un microcosmos plácido de luna,
un macrocosmos lleno de secretos.

Hay un lenguaje morse en cada objeto
que palpita en la fuerza de la noche
y nos columpia en mundos subterráneos,
donde residen los enigmas
que buscan el temblor de laberintos
en el fuego que todo lo devora.

Los tsunamis que miran nuestra historia
nos llevan por las líneas de relojes
hacia las nebulosas del presagio,
donde todo se vive simultáneo
antes de que las olas destructivas
nos acerquen a abismos sin fronteras.

La sombra nos contempla en diccionarios
para que despertemos a la luz
y podamos sentir bajo la piel
galaxias interiores en latidos
de pulsos imantados por los cuásares,
en el despertar de la conciencia.


Ana Muela Sopeña

sábado, 25 de agosto de 2012


TOBOGÁN DE AGUA

*
Un tobogán de agua
desliza por mis lágrimas la ausencia,
como los diccionarios de la sombra.

El reloj se hace eco en el estío
de mi nostalgia fría como el tiempo.

La hiedra va cayendo por mi rostro
entre las pesadillas de la noche.
Lo abisal me persigue con sus cuevas
y el vientre de la luz me transfigura.

Soy el sonido abierto de la diosa
que busca en su temblor sólo el instinto,
más allá de la sangre y sus naufragios.


Ana Muela Sopeña


LAS PALABRAS

*
Las palabras desnudan las auroras
y se visten de luz,
más allá de los límites del tiempo.


Ana Muela Sopeña

ES LA ROSA VISIÓN

*
Es la rosa visión
de los mundos del verbo.
Aleph de estrellas.


Ana Muela Sopeña

viernes, 24 de agosto de 2012


ANTE EL DESASTRE

*
El mundo va agotando sus recursos
y permanece silencioso ante el desastre
en un acantilado de desechos.

Montones de basura y de chatarra
se acumulan sin límite
en los vertederos del error.

Y la velocidad de la entropía
es cada vez más fuerte.

El pensamiento puro
nos permite sentir que el universo
seguirá sin nosotros si no paramos pronto
la carrera meteórica
que lleva a la extinción de nuestra especie.


Ana Muela Sopeña

miércoles, 22 de agosto de 2012



LA CIUDAD ES PRESAGIO

*
La ciudad es presagio de la música
y me lleva por centros de nostalgia,
donde el mundo se vuelve casi un útero.

El hogar me contiene
en la niebla que sabe de soledad dispersa,
en la noche de lluvia silenciosa.

Las aceras me hablan de cenizas
donde los muertos oyen la realidad distante,
en la memoria abierta a las raíces.

Un árbol me hace señas y yace abandonado
en las horas secretas del instinto.

La ciudad me sumerge en el naufragio
donde no queda nada más que arena.

La arena deteriora lo que existe
y toda va cayendo por los túneles
de aislamiento creciente en el mutismo.

El frío se hace eco del silencio
y desciende por grutas interiores,
para soñar que todo es de papel.

Hay un caleidoscopio
que nos permite siempre, cada día,
retornar a los años de la infancia
donde el tiempo sin tiempo
danzaba en los espacios de las piedras.

En el tren de los sueños
una niñez dorada toma forma
y estimula mis ojos con la luz.

La sombra de la muerte
planea sin permiso por la herida,
pero un aliento tenue de existencia
expulsa a los fantasmas de lo oscuro.

En campos creadores
aterrizo sin pánico a la historia,
con las palabras suaves de la luna.


Ana Muela Sopeña

lunes, 20 de agosto de 2012

MUJER DE SOL

*
Soy la bruja que baja por las cuevas
en medio del silencio de la herida,
cuando el eclipse frío me conmueve
y me lleva por túneles de sangre.

Renazco como virgen de la luz
y beso en el océano de ámbar
la fuerza primigenia
que me desliza a mundos de visiones.

Soy la madre que cuida la galaxia
y en mundos paralelos reconstruyo
el instinto sagrado, prehistórico,
que adora en sus rituales a las venus
dedicadas al reino de lo fértil.

Soy la hechicera abierta a la liturgia
de los búhos que viven en las ramas
y experimentan siempre en su plumaje
el secreto del cáliz de la luna.

Soy la mujer de sol, urano y sombra
que persigue en su piel al universo,
para soñar despierta con el cambio.


Ana Muela Sopeña


ESPEJOS DE LA SOMBRA

*
A Miguel Hernández


Los astros son espejos de la sombra
y la luz sumergida en la memoria
de la niebla ancestral de la galaxia.

Un acento de bruma
cabalga los caballos de la noche
y los hijos del agua
se beben en la arena del desierto
el vino en la casida del amor.

Hay una estrella errante
que busca la canción de terciopelo,
más allá de los límites del mar.

Los labios de la amada
conjugan en las horas melancólicas
la belleza de un mundo de papel,
con el enigma en letras silenciadas.

He de abrigar los libros
en la biblioteca de los pájaros
donde Miguel leía,
en medio de lloviznas interiores,
las palabras urgentes
de libertad desnuda y necesaria.

Quiero ascender a cumbres primigenias,
para rescatar con los poetas
el fuego prometeico del romance
y encontrar en los nombres de las cosas
los símbolos dormidos
que nos lleven por rutas escondidas
junto a Miguel, ya niño,
y sus visiones.


Ana Muela Sopeña

domingo, 19 de agosto de 2012



EN MEDIO DE AGUACEROS

*
Las palabras nos unen
y nos llevan a mundos nunca vistos.

Habitamos las piedras sin hablar
en medio de aguaceros y de tumbas,
donde nada parece lo que es...

Los nombres nos demuestran que la vida
es un símbolo onírico:
una visión terrible de fracaso
o la interpretación de un baile-sueño.



Ana Muela Sopeña

sábado, 18 de agosto de 2012



CARRETERA DEL AZAR

*
Un ángel me hace señas
en la carretera del azar.

La lluvia va lavando
el eclipse infinito del vacío.

El agua se hace nítida
y al fondo veo un sol,
oscuro en su guarida solitaria.

Un delirio de pétalos
seduce al nombre etéreo del crepúsculo.

Las hojas se columpian en la arena
y una mujer de fuego
amalgama visiones con almizcle.


Ana Muela Sopeña

viernes, 17 de agosto de 2012



TAN SÓLO UN DÍA MÁS

*
Soy la penumbra amada del deseo
que desvela sonidos inconclusos
y diluye en su vientre soledades,
mientras el mes de agosto me satura
y yo pido tan sólo un día más.

En valles de la noche
hay luces que se acuestan en las piedras,
en los acantilados de los lobos.

Soy esa oscuridad que filtra el agua
para soñar desnuda con las sombras
y saber de otro mundo más amable.

En las cuevas de un reino subterráneo
imanto la belleza de los límites,
donde ya nada es lo que parece

y pido en el fragor de la batalla
tan sólo un día más para ser alguien
o seducir crepúsculos con hojas,
acostumbrando al iris a la nada.

Soy la aurora que busca en el temblor
una indefinición de la belleza,
seducida por ángeles de muerte
o abrazada por voces de los nadies.

Soy música del tiempo ya invisible,
cuando todo se torna tan difícil
como el cauce de un río tormentoso
que buscara los labios de orfandad
escondida en el lodo y las hogueras.


Ana Muela Sopeña


NUESTRAS HUELLAS

*
El verano parece un vigilante
que mira nuestras huellas en la playa,
para soñar despierto con la luna
mientras somos instinto sin domar.


Ana Muela Sopeña

miércoles, 15 de agosto de 2012



EN FISURAS DE LA NOCHE

*
A Carmen Parra que ama la vida intensamente

A veces los misterios
se ocultan en fisuras de la noche.

En calles imposibles,
la belleza de un tiempo ya perdido
dispara su caudal de seda y rosas.

En la bruma que flota en el ambiente,
una explosión de vida
te lleva por los túneles,
en el silencio puro de las nubes.

En tu respiración, ama la estrella
el instante primero de la dicha
y aunque la muerte duela, sin excusas,
renace con fervor el sentimiento
que se esconde en los pétalos del mundo.


Ana Muela Sopeña

lunes, 13 de agosto de 2012



SOY NÁUFRAGA

*
Soy náufraga del viento en el desorden del crepúsculo.
Avanzo como hiedra hacia las nubes
y convierto en presagio la herejía
que despoja a la máscara de la noche sin alba.


Ana Muela Sopeña

.


Fotografía: Ana Muela Sopeña

EMBRIAGADA

*
Vivo embriagada
en el baile infinito
de tu sonrisa.

En medio de la niebla
el encuentro deriva
en semisueño.

La danza de la noche
nos entrelaza
con la belleza.


Ana Muela Sopeña

EN LA HOJARASCA

*
En
la
hojarasca,
la
llovizna
de
estío.
Agua
en
la
acera.


Ana Muela Sopeña

domingo, 12 de agosto de 2012


TUS BESOS SE DILUYEN

*
Tus besos me diluyen en las plazas
mientras la luna cruel nos tranquiliza.

Mis abrazos te nutren
y la niebla nos habla desde el nido.
Nuestros roces sostienen el gran tiempo
como pájaros libres hacia el sol.

Paraísos de sombra nos embriagan
los labios adheridos a la luz.

Mi piel es territorio de tu cuerpo
y los astros reflejan el inicio
en mi vientre de diosa trashumante.
Tus manos me recorren en el sueño
con la respiración de las estrellas.

Mis dedos te acarician sin tocarte
y mis uñas de gata supersónica
atraviesan tus mundos escondidos
como si fueran éter.


Ana Muela Sopeña

LAS PALABRAS SE OCULTAN

*
Las palabras se ocultan en las calles
y sienten, con el humo de tejados,
la languidez de un mundo en decadencia.

Los transeúntes miran a lo lejos
los mensajes de otros transeúntes
a través de los móviles
y apenas los entienden.

Ya casi nadie escucha.

Los sonidos se elevan
en la ciudad de acero.

Se confunden los trinos con los coches,
los anuncios de agua de colonia
con la lluvia que impacta nuestro espíritu.

Las voces de los seres que se fueron
aún siguen sonando
en las nubes viajeras.

Hay ruidos de camiones
y rumor de los árboles en parques.

Las palabras se esconden
a pesar de la ira colectiva
que desea expresar el descontento
como erupción volcánica de siglos.

La ciudad es la música del tiempo
que nos lleva por cauces sigilosos,
donde nuestro fervor no silenciado
pueda encontrar el hueco hacia la luz.


Ana Muela Sopeña


*****

Móviles: Teléfonos móviles o celulares.
Mensajes de móviles: Sms o mensajes de texto.

APUNTES DE ESTÍO

*
I

El canto de los grillos
permite que las horas sean lánguidas.


II

Los trajes de las nubes
ahuyentan los demonios de la sombra
en la memoria amada del retorno.


III

Una luz invisible de relámpagos
dibuja sin temor sobre los cielos
las papiroflexias invertidas.


Ana Muela Sopeña

UN PÁJARO ERRABUNDO

*
En la naturaleza de la lluvia
habitan las ausencias
y en las gotas que marcan el terreno
un pájaro errabundo
se orienta hacia la luz.

La escarcha se presenta como un túnel
con la muerte pisando el firmamento

y un arrebato lúdico me frena
en relámpagos de sombra.

La combativa noche
me convierte en la piedra
de soledad
en surcos de la carne.


Ana Muela Sopeña

domingo, 5 de agosto de 2012

CALLES SINUOSAS

*
La piel entrelazada
en las horas perdidas del crepúsculo,
mientras la luz de calles sinuosas
nos desliza en la bruma del estío.

El tranvía nos lleva
por las carreteras del bullicio.

Un pájaro que vuela en lejanía
evoca la nostalgia de las nubes.

Tus ojos me permiten ser de luna
como diosa invertida en un espejo.

Laberintos de hierro nos conducen
al centro de la vida y de la muerte,
donde el sonido suave, primordial,
inunda nuestras células
de cromosomas blancos creadores,
para soñar el mundo como nuestro.


Ana Muela Sopeña

sábado, 4 de agosto de 2012


OFRENDA

*
A Pere Bessó, a propósito de su poemario "Les Roses de Lancelot"

Los ranúnculos suaves se revelan
en los sueños con hierbas y relámpagos.

La hojarasca vacía
deja ver en el metro los destierros
de todos los apátridas sonámbulos.

Un movimiento dúctil de la noche
se parece a los pájaros traviesos
que revolotean en sus nidos
en cenizas nostálgicas de luz.

El cuerpo del mendigo
nos permite sentir la oscuridad
en el lado invertido del espejo.

Los pétalos ardientes del inicio
protegen en las tardes de visiones
la rosa negra herida del crepúsculo.

La mujer que dibuja en su piel blanca
con henna la canción del compromiso...

En el Sur
el desahucio de la sangre
a la vez que los árboles divisan
la belleza del tiempo de la ofrenda.


Ana Muela Sopeña

VERBOS PRONUNCIADOS

*
Las palabras no dichas
se agitan en las ramas de los árboles
y presienten tormentas invisibles
en los desfiladeros de los lobos.

Los verbos pronunciados en la noche
se parecen a flechas primigenias
que rasgan los confines de la tierra
con su energía lúdica y precisa.


Ana Muela Sopeña

PERFUME NOCTURNO

*
El perfume nocturno
avanza entre el sonido
de los caleidoscopios de la herida.


Ana Muela Sopeña

viernes, 3 de agosto de 2012

SOROR MÍSTICA

*
Soror
mística
en
medio
del
crepúsculo.

Se ve un relámpago.

La tormenta de fuego
se parece a la piel dormida en tierra.

Subterránea visión
de una diosa de agua
que presagia con sílabas de luz
el manto consagrado al sueño áurico.


Ana Muela Sopeña

jueves, 2 de agosto de 2012


BIBLIOTECA DE LOS ÁRBOLES

*
En la biblioteca de los árboles
puedes leer el cauce de los siglos
marcado desde eones,
para que nuestro punto de energía
se ancle al centro ígneo primordial
de las letras divinas.

Sobre páginas blancas de las horas
existen esos códigos internos
que nos dictan el rumbo
en el tiempo convulso
de la célula Omega.

En el plumaje suave de los pájaros
una ecuación solar
espera de nosotros la respuesta,
para sobrevivir en el desastre.

Sobre las piedras grises de los bosques
los signos ancestrales de la herida
nos informan de todos los presagios.

En los ojos antiguos
conocemos el ritmo de los vientos
y habitamos las sombras del espacio
mientras una luz blanca nos inunda.


Ana Muela Sopeña