Las palabras se mezclan y se aman, se separan después entre los tilos. Se configuran y desconfiguran como si tuvieran vida propia. A veces parecen animales, otras piedras o estrellas. En ocasiones no sé si las palabras se vuelven locas. No existen abismos donde las palabras no puedan penetrar. Se ocultan y se muestran. Parecen organismos vivientes.
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Ana Muela Sopeña
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