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El cáliz nos pregunta por el hambre
selecciona en nosotros la gran luz
nos invita a soñar entre las nubes
nos lleva por caminos de utopía.
La espada nos responde con las claves
de un darwinismo despiadado
nos encuentra desnudos en la sombra
nos obliga a habitar siempre en los sótanos
nos desplaza por rutas donde no hay esperanza.
El cáliz nos consagra
a la voz de lo humano solidario.
La espada nos convierte
en los depredadores de la sangre,
caníbales que sólo ansían ser
a costa de los otros, siempre más.
Ahora es el momento de elegir:
un mundo sostenible
donde seamos libres y conscientes
o el mundo tecnológico de Orwell
donde seamos sólo los esclavos
que trabajen sumisos
para un élite corrupta y sin escrúpulos.
Ana Muela Sopeña
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