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A veces en tinieblas
hay algo misterioso que te dice
que todo es una farsa
y los sueños del mundo son pretextos
para apretar al débil en el cuello
y silbarle al oído sus derechos
que son cada minuto sólo ráfagas
de mundos invisibles.
A veces ya no hay tiempo,
se avecinan desastres sin remedio
y todo lo que un día fue importante
se diluye en las grutas de la historia.
Somos invulnerables a las lágrimas
somos ese momento, sólo nadies,
pero dentro del alma y del espíritu
residen nuestros códigos de tiempo
en los que están escritos jeroglíficos
y signos avanzando hacia lo libre.
Ana Muela Sopeña
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