domingo, 18 de noviembre de 2012

OFELIA DEBE MORIR

*
Ofelia debe morir
entre las flores suaves de su lago,
para mirar sonámbula el crepúsculo
y debatirse siempre con la sombra.

Diluirse en el agua de la vida,
alcanzar con la muerte el paraíso
antes de que su estrella se desangre
en terrenos baldíos de penumbra.

Ofelia debe escapar de la desdicha
y asistir con la lluvia, imperturbable,
al ritual del invierno.

Atrapar con sus ojos cualquier bruma
y someterse a fuerzas poderosas,
donde la creación de lo invisible
se alía con el pulso primigenio.

Ofelia debe mutar entre los sueños
hacia el acantilado del presagio
para, en su desnudez, volver al numen
de salvaje muchacha, virgen, sol.

El mito nos deslumbra cada noche
y nos lleva por vías ya trilladas
donde no existe el néctar, sólo el hielo.

Sabe Ofelia que todo es arquetipo
entrampado en las copas de los árboles
y que el poder oculto despedaza
el Aleph femenino de su cáliz.

Ofelia debe morir hasta alcanzar
ese renacimiento sin aristas
de la inmortalidad en lo infinito.

Transformación del nudo en otra cosa,
llegar a penetrar en ese núcleo
de lo arcaico y feroz que paraliza
el crecimiento fértil hacia el fuego.

Ofelia debe ser libre
a pesar de los siglos y milenios
que la retienen siempre bajo el yugo
y la esclavizan, loca, a los que ama.


Ana Muela Sopeña

4 comentarios:

Nahuel dijo...

Encantador Ana, mucho misticismo y mucho de ti. Un placer volver.

Saludos, Nahuel

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias Nahuel.

Es siempre un placer verte por aquí.

Un abrazo
Ana

Rosa Iglesias dijo...

Maravilloso , Ana.

Con tu lenguaje de maga, con tu guía , atravesamos un nuevo laberinto femenino.
Me ha encantado, mi preciosa amiga.

Un beso

Ana Muela Sopeña dijo...

Rosa, no sabes cuánto me alegro de que te guste el poema.

La magia de las palabras nos une.

Un beso muy grande, amiga
Ana