*
Entre botellas de oxígeno rozas mi piel lívida
al tiempo que la luz de la penumbra
nos convierte en misterio.
Nos congela el nitrógeno
en nuestra nave azul
de terciopelo.
El argón nos transforma en dioses de inframundo.
Amamos con los labios entreabiertos
para soñar con pájaros y sauces
y defendernos de la intoxicación y del peligro
que habitan en depósitos de gas.
Elevamos plegarias
y ascendemos despacio
hacia las blancas nubes
con un globo aerostático de helio.
Ana Muela Sopeña
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