*
En la estación del metro
he visto un hombre extraño y melancólico.
Su soledad de niebla
inundaba el andén.
Su rostro era impasible
y teñía de miedo el aire de la tarde.
Me pregunto
si sólo era el reflejo
de todas las personas que allí estábamos
esperando subir a los vagones
para viajar a ningún sitio.
Ana Muela Sopeña
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