*
Espero su lascivia en mi piel fría
para arder como llama del invierno
y soñar con los ojos de lo eterno
más allá de la muerte, en una ría.
Atravieso la sombra de su día
y exploro la belleza del averno
mientras miro lo oscuro de lo interno
y preparo mi instinto en armonía.
Susurro las palabras de la herida
al tiempo que su cuerpo me hace suya
y grito entre jadeos el presagio.
Me dirijo desnuda hacia la vida,
cabalgo la marea que murmulla
escapando deprisa del naufragio.
Ana Muela Sopeña
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2 comentarios:
Un buen soneto, Ana. Me ha gustado mucho. Besos.
Gracias, Julie, agradezco tu paso por este soneto.
Un fuerte abrazo
Ana
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